sábado, 6 de abril de 2013

EL GALLO

El gallo doméstico (Gallos domesticus) parece ser oriundo del sur de Asia y derivar de las gallináceas de la selva. Hace unos 6.000 años existían ya ejemplares domesticados, y los actuales gallos de pelea son bastante parecidos a los antecesores de estas aves.
En los grupos de gallinas existe una especie de jerarquía que se manifiesta por medio de picotazos, y las gallinas con más rango se permiten picotear a las de categorías inferiores. El gallo, por su parte, tiene la prerrogativa de picotear a todo el gallinero, aunque mantiene con los otros gallos una jerarquía independiente.
El método más moderno para criar gallinas consiste en ponerlas en jaulas de alambre dispuestas unas encima de otras. De esta forma, las aves nunca pisan el suelo ni salen al exterior.
Las aves que se crían para carne suelen venderse, bien como pollos de uno y medio a tres meses, con un peso de 1 a 1,5 kg, o bien de cuatro a ocho meses, cuando suelen pesar de 1,5 a 2,5 kg.
La mayor parte de los huevos vendidos para el consumo no están fecundados, por lo que no es posible incubarlos ni que de ellos salgan pollitos. Las gallinas del tipo mediterráneo, como son las Legón, ponen huevos de color blanco, mientras que los huevos de otros tipos tienen la cáscara de color castaño. Por lo general, el color de la cáscara se vuelve algo más oscuro conforme se acerca el fin del período durante el cual la gallina puede poner huevos; de ahí que los huevos de las pollitas sean más blancos que los de las gallinas de más edad. En lo concerniente a la yema, su color tiene relación con el alimento que el ave ingiere: cuanto más verde el forraje, más oscura la yema.
El consumo actual de aves y huevos, en algunos países, es enorme.


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